El dolor: la voz que todos deberían escuchar
- Diego Martinez
- 3 mar 2023
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 10 jun
¿Si lo ignoramos, el dolor desaparece?
Tanto en mi país natal, Chile, como aquí en Francia, he presenciado en varias ocasiones la siguiente escena: un niño o una niña se cae o se golpea, y el adulto que los acompaña tiene el reflejo inmediato de decirles "arriba, arriba, no pasa nada". A veces, incluso el niño o la niña espera para ver la reacción del adulto para luego decidir si debe o no llorar. En otros casos, si algún adulto reacciona con demasiada atención, a menudo los otros dirán "si no hubieras dicho nada, no habría llorado". Estas situaciones me hacen preguntarme: ¿qué pasa con el dolor que el niño o la niña experimenta? ¿Cómo interpreta su pequeño cerebro la situación? Y, sobre todo, ¿qué dice este tipo de situación de nuestra relación con el dolor?
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Una revisión sistemática de más de 26 estudios científicos publicada en el Journal of Clinical Nursing en 2019, ha demostrado que la distracción es efectiva para reducir la intensidad de la percepción del dolor agudo. En otras palabras, si alguien o algo te distrae, sientes menos dolor (punto para los adultos que intentan distraer a los pequeños). Pero, ¿quiere esto decir que el dolor desaparece o, más importante aún, que la fuente del dolor lo hace? Disminuir la percepción del dolor es eso, disminuirla, no hacerla “desaparecer”.
Por definición, "el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada a una lesión real o potencial o descrita en los términos de dicha lesión" En la definición anterior, hay dos cosas fundamentales: "experiencia" y "daño".
El dolor es una experiencia y, como toda experiencia, conlleva aprendizaje. El cómo tratemos esta manifestación de nuestro cuerpo (o cómo la traten otros) nos estará "enseñando" algo que se quedará en nosotros.
En cuanto al daño del que el dolor nos está hablando, este seguirá ahí aunque ignoremos la manifestación. Ignorar el dolor pensando que el daño desaparecerá es como ignorar una alarma de incendios pensando que eso apagará el fuego. Nada bueno puede salir de eso.
Después de saber todo esto, ¿no sería más sabio "escuchar" el dolor y vivir la experiencia de tal forma que el aprendizaje sea mayor? ¿No sería mejor acaso enseñar esto a nuestras pequeñas y pequeños? Ayudarlos a aprender a escuchar esta voz, podria ayudarlos a crecer mas sanos y felices.
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La voz que muchos deciden ignorar, pero que todos deberían escuchar
Pensar en el dolor como algo “externo”, como alguien que viene a molestarnos, es como pensar que nuestra respiración viene de afuera y que no somos “nosotros quienes respiramos”. El dolor no es más que nuestro “yo” hablándonos, diciéndonos que algo va mal o que necesitamos ayuda. Escuchar esta voz y darle la atención necesaria, a veces puede ser una cosa de vida o muerte ¿Qué es lo que este dolor en el pecho me está diciendo sobre mi salud? O más aun ¿De qué es manifestación esta tristeza que viene a mi corazón? Nunca es tarde para detenerse a escuchar la voz del dolor.
Después de saber todo esto, quizás deberíamos enseñar desde la más temprana edad a escuchar esta voz y no buscar callarla o ignorarla lo más rápido posible. Quizás cuantas heridas podríamos evitar, incluso después de que el daño se ha producido.
Quizás ya estarás preguntándote ¿Cómo hago para escuchar mejor la voz de mi dolor? La respuesta sale, una vez más, de la experiencia cotidiana: reconocemos la voz de alguien, cuando conocemos bien a esa persona. Por eso, les hemos dejado varias charlas (con subtítulos en varios idiomas) para que puedan conocer mejor a esta voz interna que no quiere otra cosa más que ayudarnos.
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